Durante un año instalé un puesto de fotografía en el Tianguis Cultural del Chopo para retratar a sus visitantes; las formas de posar y las expresiones las escogieron libremente los retratados que, junto con su vestimenta, muestran su personalidad y su contexto socioeconómico, geográfico, cultural e histórico.
La primera vez que fui, a los trece años, quedé muy impresionado porque la gente va vestida de forma extraordinaria para ver a sus amigos, comprar o intercambiar productos culturales; desde aquella vez hasta la fecha, he visto al Chopo rejuvenecerse en lugar de envejecer: los veteranos siguen manteniendo su espíritu joven y siempre llegan visitantes de sangre nueva. En mi opinión, si París y Nueva York son las sedes principales de la belleza mundial convencional, el Tianguis del Chopo es una de las principales sedes mundiales de la belleza subterránea.
Gracias al periódico La Jornada por publicar en sus páginas y en su edición digital una invitación para visitar la exposición de esta serie, gracias a Javier Hernández Chelico quien firmó esta nota. Hartas gracias a los choperos por todas las facilidades otorgadas: me pusieron instalaciones eléctricas; una carpa, como un tianguista más; ayudantes; y expusieron cinco veces más de setenta fotos de esta serie. Merecen un agradecimiento especial Luis Barragán, Leo Morán y Franco por ayudarme, desinteresadamente y por amor al proyecto, cada sábado durante un año.
El Tianguis Cultural del Chopo, mejor conocido como El Chopo, es un mercado callejero sabatino de Ciudad de México, fundado en 1980 en el que se encuentran productos e ideologías subterráneas.